Cuando se rompen, se rompen por dentro y por fuera,
y se resisten pendiendo de un hilo que hay que tirar a tiempo.
Cuando se sierran de un golpe violento las puertas,
algo se marcha, pero algo se queda que hay que sacar a tiempo.
A tiempo, para que a tiempo, nos vuelva a tiempo el tiempo.
Cuando se calla, los presentimientos se inventan
y enclaustran ruidos que ostentan certezas que hay que gritar a tiempo.
Y hay que gritar a tiempo,
hay que salir a tiempo,
hay que volar a tiempo,
hay que seguir a tiempo.
A tiempo, para que a tiempo, nos vuelva a tiempo el tiempo.
daríoparga
13/12/10
6:30 pm
eselepe.
13 de diciembre de 2010
2 de diciembre de 2010
Despacio se hace la luz.
Despacio se hace la luz de amanecer que me hizo ver
destellos después de un profundo oscuro.
Pequeñas gotas de nada puedo ver, como al azar,
que explotan en el invisible intacto.
Y el rubor, de mi cara volviéndome un ser indefenso,
despertó en un solo de amnesia induciendo suspenso.
Sin temor de caminar por sobre el mar de la ansiedad
distraigo el tempo: apresurado espacio en común.
Hay distancias que no se miden mas que en miedo.
La sorpresa de desear ir mas allá, después de si,
no es pretender vivir en la otra muerte.
Acaso es dilapidar cuanto acumula el interior
sin reservarse y no acudir al tacto.
Suele ser, el hacer, predecible por insuficiente
cuando va tras la espera ilusoria de lo equivalente.
La prisa se vuelve un trago de ocasión para beber
las tardes con sus repentinos juegos de color.
Hay miradas que no se cruzan a buen tiempo.
Despacio se hace la luz de amanecer…
darioparga
2/12/10
eselepe
11:45 pm
destellos después de un profundo oscuro.
Pequeñas gotas de nada puedo ver, como al azar,
que explotan en el invisible intacto.
Y el rubor, de mi cara volviéndome un ser indefenso,
despertó en un solo de amnesia induciendo suspenso.
Sin temor de caminar por sobre el mar de la ansiedad
distraigo el tempo: apresurado espacio en común.
Hay distancias que no se miden mas que en miedo.
La sorpresa de desear ir mas allá, después de si,
no es pretender vivir en la otra muerte.
Acaso es dilapidar cuanto acumula el interior
sin reservarse y no acudir al tacto.
Suele ser, el hacer, predecible por insuficiente
cuando va tras la espera ilusoria de lo equivalente.
La prisa se vuelve un trago de ocasión para beber
las tardes con sus repentinos juegos de color.
Hay miradas que no se cruzan a buen tiempo.
Despacio se hace la luz de amanecer…
darioparga
2/12/10
eselepe
11:45 pm
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