Al blanco rojo.
He llegado a pensar, sin luz, que soy un ser despreciable
por que fijo mi vista sólo en líneas de lo probable
y no he querido rayar en mi
con el hecho de que seguí.
He impreso, a mi pesar, mi azul colage no de tantas cosas,
lo incontable del caso, por menos, maravillosas
y en total la suma que vi
fue tan grande que me perdí.
He logrado templar a fuego lento el delgado herraje
que se añade a mi casco externo como un tatuaje:
crucigrama en que fui aprendiz,
en el mapa una cicatriz.
He llegado a aceptar, también, que soy un ser despreciable
por que fijo mi flecha al blanco rojo de lo improbable,
con la tinta del sin color,
la certeza del sin dolor.
Madrid España. 22/07/2010.
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