La balada de Emilio y Adela.
Ellos creen que la fantasía gira como el mundo,
que los Besos de Judas los besan tan sólo un segundo;
y después despertar cuando se apaga el sol
por las tardes, de noche amanecen y luego enmudecen.
Ellos piensan que la absolución se queda sentada
en el pie de una foto que dice con vista cansada:
No pretendas volver a latir sin razón.
Taquicardia que marcando el paso congela su abrazo.
Y ahora se lo que pasó,
no me queda más tinta en la pluma de la devoción.
Ellos saben sembrar en sus rosas coronas de espinas,
que no hay paso mas falso de dar que el que no caminas,
que la necesidad sabe a tragos de ron,
la miseria es un cuento de hadas para el corazón.
Ellos cuidan del otro aún más como cuidan de si
y se cortan las venas de sangre azul, carmesí,
sin saber bien a bien que tan mal está el mal,
sin saltar o quedarse en la orilla buscando el final.
Ahora se lo que pasó,
ya no cabe ni un ruego en su impúdica resignación.
Y sin ver lo que pasó
no me queda mas tinta en la pluma, ni una solución.
Atenas, Grecia. 27/05/10
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